Constitución (fragmentos)
Hanna Yankuta
Traducción: Ángela Espinosa Ruiz
ARTÍCULO 15
El Estado es responsable de la conservación de la herencia histórico-cultural y espiritual, del libre desarrollo de todos los grupos nacionales que viven en la República de Belarús.
Cada cultura tiene su área:
de cerámica tramada o penicilina,
los árboles levantan arquerías en honor a la gravedad,
la ortiga absorbe los ritmos de los días lunares
para sacar de su interior la oscuridad,
o incluso la neurosis que no es menos que el jazz,
y la arritmia, una sonata de Beethoven.
ARTÍCULO 17
Las lenguas oficiales de la República de Belarús son el ruso y el belaruso.
Lo que peor
se me da es la lengua,
masco los sonidos en mi boca,
suelto sus uniones imprecisas
el primer año de vida
y después hasta la muerte,
limitada por mi propia
cavidad bucal:
una cueva carcelaria,
hablo en la lengua del miedo,
la lengua de la deshonra,
una lengua que no tiene palabras
para muchas cosas.
Los legisladores deberían tomar
una serie de medidas urgentes
por este motivo.
En la reserva de lenguas
a la mía le ha tocado una jaula apretada,
pero algún día
La pondré en libertad.
ARTÍCULO 20
La capital de la República de Belarús es la ciudad de Minsk. El estatus de la ciudad de Minsk está determinado por ley.
Todas las ciudades tienen derecho a ser capital de algo,
porque todas las ciudades son iguales,
y todas deben escribirse con mayúscula,
en todas debe haber al menos una plaza
y un perro ladrador,
un parque, una valla torcida y un cementerio,
una iglesia católica, una ortodoxa y una sinagoga,
y también una cafetería con un helado
que no tengan otras ciudades,
una campeona del mundo en artes liberales
y un viejo descontento con todo,
un museo de cosas inútiles,
un viernes cuando todos olviden ir a trabajar,
un tocón con el que todos se tropiecen,
una placa dedicada a una revolución,
y un ejemplar de la Constitución.
El estatus de cada uno de estos valores de la ciudad
lo determinan sus habitantes.
ARTÍCULO 26
Ninguna persona puede ser declarada culpable de un delito sin haberse demostrado su culpa de acuerdo con la ley vigente y establecido la misma por sentencia judicial entrada en vigor. La persona acusada no está obligada a demostrar su inocencia.
Somos culpables de que
nacemos, vivimos y morimos.
El Estado y la biosfera
nos pasan distintas facturas.
ARTÍCULO 27
Ninguna persona está obligada a declarar contra sí misma, los miembros de su familia inmediata y familiares cercanos. Las pruebas obtenidas en incumplimiento de la ley no tienen fuerza jurídica.
Podría nombrar
quizá las consecuencias
del Big bang.
Los testigos de lo que hubo antes
firmaron un acuerdo de confidencialidad.
ARTÍCULO 35
La libertad de reunión, organización de mítines, marchas callejeras, protestas y piquetes que no violen el orden público y los derechos de otros ciudadanos de la República de Belarús está garantizada por el estado. El orden de celebración de dichos eventos está regulado por la ley.
Una vez fui un alga
en un bajío cálido,
el chapoteo de las olas sigue en la concha
de mi oreja,
ahora echo de menos la inmensidad
en la que todo cabe
y vuelvo al mar de la gente:
a casa.
ARTÍCULO 38
Los ciudadanos de la República de Belarús tienen derecho a elegir y ser elegidos libremente a los órganos públicos en base a un derecho electoral general y equitativo, directo o indirecto, con votación secreta.
Anubis pesa los corazones
de los participantes del proceso electoral,
siete mil litros de sangre al día
por corazón, suficiente para una buena mañana,
porque las elecciones son un asunto sucio,
como el embalsamamiento,
si vas a la derecha llegas a un lugar lejano
del que nadie vuelve,
si vas a la izquierda, te come
con sus estómagos,
porque el corazón pesa más que una piedra,
la palabra pesa más que una piedra,
pero la balanza se mueve:
hay cosas por las que luchar.
Y al resto Anubis les firma el corazón,
es una solución probada
contra las falsificaciones.
ARTÍCULO 46
Todas las personas tienen derecho a un medio ambiente favorable y a la reparación de los daños y perjuicios causados por la violación de este derecho. El Estado controla el uso racional de los recursos naturales con el fin de proteger y mejorar las condiciones de vida, así como proteger y restaurar el medio ambiente.
El derecho a pasear por un bosque talado
es inalienable,
a diferencia de muchos otros derecho.
Es igual de universal
que el derecho a escribir cartas a la cárcel
y que no lleguen a sus destinatarios,
de clavarle una aguja a un muñeco vudú de paja
o vadear y tirar la caña
a la primera embajada que se vea,
de vivir día tras día en las noticias
y encontrarse con la gente de la misma
ciudad:
mis derechos no están garantizados
por declaración alguna.
Y los daños, en un par de años
los cubrirá la frambuesa.
ARTÍCULO 52
Todas las personas que se encuentren en el territorio de la República de Belarús están obligadas a cumplir su Constitución y sus leyes, así como a respetar sus tradiciones nacionales.
A veces me apetece mucho incumplir
un par de leyecillas de la física,
que el sol por la mañana se levante
porque yo esté tomando el té,
que llegue el invierno
porque hablen mucho de él,
que lo que caiga se detenga en el aire
a un segundo del impacto
y saliera volando hacia arriba;
pero solo he conseguido
alguna violación menor.
ARTÍCULO 55
La conservación del medio natural es obligación de todas las personas.
El ámbar no vale nada más
que para alimentar el horno,
cargar centrales eléctricas
para que den energía ámbar,
porque lo hermoso
arde mejor que cualquier otra cosa en el mundo;
lo feo no puede
arder así.
ARTÍCULO 61
Todas las personas tienen derecho, en base a las actas internacionales ratificadas por la República de Belarús, a dirigirse a las organizaciones internacionales con el objetivo de defender sus derechos y libertades una vez agotadas todas las vías de defensa legal disponibles dentro del Estado.
Quisiera que en este texto
sonara la lengua de los árboles,
que los árboles hablaran por sí mismos,
con su voz
ininterrumpida por otros ruidos,
que hasta el grito de su savia
o el susurro de sus hojas al viento
no llegara su discurso en la corte
que acepta citaciones
de personas metafísicas
y apelaciones a decisiones apolíticas.
Necesito la lengua de los árboles
para sonar convincente,
ellos saben de fechorías,
y no los protege constitución alguna,
a diferencia de al menos algunos de nosotros.
Los árboles podrían haberme advertido hace tiempo
del peligro
sin que yo lo escuchara
o lo viera;
el junco pensante
podría haber contactado conmigo hace mucho,
soy yo quien calla en respuesta.